En los últimos años la demanda de los consumidores ha variado. La industria cosmética se ha adaptado a las nuevas exigencias de los usuarios, que en la actualidad solicitan hacer uso de productos con una procedencia específica y el máximo respeto posible al medio ambiente.
En este sentido, la denominada cosmética ecológica precisa del uso de una serie de tecnologías que garanticen un proceso limpio y respetuoso con el planeta y los trabajadores. Para ello, la industria farmacológica utiliza laboratorios especiales, también conocidos como salas blancas.
¿Qué es la cosmética ecológica y por qué su fabricación es diferente?
Antes de entrar a explicar el uso de las salas blancas, es necesario conocer a qué nos referimos con cosmética ecológica. Queramos o no, la cosmética requiere el uso de productos químicos. Ahora bien, la cosmética ecológica es aquella cuyos ingredientes provienen del uso sostenible de la agricultura y ganadería, conocidas comúnmente como ganadería y agricultura ecológicas. Asimismo, la cosmética ecológica apuesta por una producción sostenible, garantizando la seguridad de sus productos, evitando aquellos que son peligrosos y respetando la seguridad de los trabajadores que intervienen en la fabricación.
Por lo tanto, y en contra de lo que muchas personas creen, la cosmética ecológica no es cosmética natural. A diferencia de la segunda, en la cosmética ecológica se lleva a cabo un proceso químico de fabricación, aunque muchos de los ingredientes que se utilizan provienen de la ganadería y la agricultura ecológica.
Las salas blancas dentro de la cosmética ecológica
Una vez comprendido el concepto, cobran gran importancia los lugares en los que la producción de la cosmética ecológica tiene lugar. Las salas blancas son laboratorios especiales en los que se produce la fabricación y el trabajo de manipulación de los productos químicos obtenidos.
En la cosmética en general, la limpieza y desinfección de las salas blancas es esencial. Sin embargo, en la cosmética ecológica dicho cuidado cobra todavía más importancia, ya que los productos de cosmética ecológica se adaptan a una normativa específica que garantiza un proceso limpio y cuidado. En la práctica, esto significa que se debe evitar poner en contacto los productos ecológicos con microorganismos o bacterias específicas, así como con otros productos cosméticos que no se adapten a la denominación de ecológico.
Como consecuencia de su función, las salas blancas están reguladas bajo una estricta normativa. Su diseño y disposición, así como la desinfección y el acceso a las mismas, aseguran su utilidad. Así, para su fabricación es obligatorio contar con paneles sándwich, puertas y ventanas aisladas, climatización y filtros HEPA que limpien y desinfecten los espacios de trabajo.
Además, las personas que operan en estos espacios, normalmente químicos o personal especializado en cosmética, deben contar con un equipo adecuado que avale el aislamiento del producto. Así, los trabajadores y fabricantes de cosmética ecológica deben vestir un traje específico, llevar gorros y guantes o recogerse el cabello. Entre otras razones, ello se debe a que el cuerpo humano puede portar gérmenes o bacterias que pueden contaminar todo el proceso de fabricación de cosmética ecológica.
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